miércoles, 23 de enero de 2008

Agosto en Woodstock


Había amanecido con un sol radiante y caliente. Por la carretera ya se podía ver la caravana de autos y los jóvenes que caminaban en grupos. Algunos haciendo dedo, y otros simplemente disfrutando de la caminata.
Venían de todas partes, incluso de otras ciudades lejanas, contentos pensando en lo que iban a vivir, en lo que la vida les deparaba.
Yo sentía que había caído como desde un paracaídas en el medio de un acontecimiento que estaba haciendo historia. La casualidad me había llevado tantos kilómetros de Buenos Aires, para formar parte de algo único que se desarrollaba en las afueras de New York, en una granja de Bethel, más precisamente en sullivan County, en los terrenos de Yasgur. Woodstock se había pensado como lugar del concierto, pero hubo problemas y no pudo realizarse allí. De todos modos quedó como nombre emblemático.
Durante muchos años, cuando se hablaba del famoso acontecimiento y yo inocentemente acotaba que había formado parte de esa historia, la gente me miraba incrédula, como si fuera una triste mitómana fabuladora. Con el correr de los años me convencí que era mucho mejor no decir nada; y como no tenía forma de justificar con pruebas mi participación y tampoco me importaba, terminé resignándome al mutismo.
Caminé feliz durante horas o siglos entre gente a la que llamaban hippie. Me gustó su manera de vestir, su felicidad contagiosa, su filosofía del flower power, esa forma simple, espontánea y libre de manejarse. Como si lo único importante fuera ese instante fugaz e intenso que estaban viviendo. Ahora treinta y tantos años después, entiendo que la felicidad está hecha de esos retazos que quedan para siempre en la memoria, que hay que saber atraparlos y atesorarlos por ser únicos. No quiero juzgarme o que me juzguen, éramos jóvenes, necesitábamos experimentar, escribir nuestra propia historia, ¿quién sabe como vivir su propia vida? Tal vez vivir sea un ensayo permanente.
Confieso que no siempre pensé así. Durante muchos años recordar las vivencias de esos días, me daba bastante vergüenza; Buenos Aires no era Nueva York, si bien acá siempre miramos esa vida como algo posible de imitar. Sin embargo hacía falta el desenfado, y aquí no estaba contemplado en absoluto. Nuestra sociedad pacata no aceptaba la libertad bajo ningún punto de vista.
Esta es mi crónica de esos días.

Día 1 a 2
“…pon tu frente sobre mi frente, y tu mano en mi mano
Y hazme los juramentos que romperás mañana
Y lloraremos juntos hasta el alba…”
Paul Verlaine

Caminamos muchos kilómetros hasta llegar a la granja. Hacía calor. Los grupos se movían ansiosos, mezclados entre la caravana de autos. Era increíble ver esa masa de gente. No había disturbios, la armonía reinaba.
Muchos empezaban a despojarse de sus ropas, mujeres incluidas, llevando las túnicas anudadas a la cabeza. El lugar estaba repleto de gente, y se estaba terminando de armar el escenario. Nos fuimos acomodando dónde podíamos, sentados en el suelo, sobre las mochilas.
Yo fui invitada por mi prima cordobesa que estaba radicada allí con su padre desde muy chica. Ella con dieciséis años, igual que yo, hacía una vida bastante libre, mientras que a mí ni siquiera me dejaban ir a bailar. En el fondo me fascinaba la idea de transgredir la estúpida vida que llevaba en Buenos Aires, y hacer algo distinto sin la vigilancia de mis padres. Estaba realmente contenta. Por suerte había aprendido inglés y me manejaba bastante bien con el idioma, entendía casi todo lo que escuchaba a mí alrededor.
Era hermoso ver tantas caras rubicundas y negros de verdad, con la piel casi morada. Tan felices todos. La mayoría armaba unos cigarros finitos con el tabaco que sacaban de una bolsita, pensé, que raro “Lo venden en bolsita”, en Buenos Aires lo empaquetan.
Mi prima me da un codazo.
—Boluda! Dejá de mirar con cara de estúpida, ¿nunca viste hierba?
— ¿Hierba? ¿Qué hierba?- pregunté incrédula.
— ¡Marihuana!
Ahora también me miraban las amigas con cara de bobas, como burlándose de mí.
Las ignoré y me aparté un par de metros al lado de otro grupo. Todos me sonreían y yo les respondí con una gran sonrisa. También estaban armando, y uno de ellos me convidó. Lo tomé para no sentirme una boluda de país sudaca en vías de desarrollo, como me habían enseñado en el colegio; una manera menos decadente de decir que no estábamos desarrollados. Les dije “thank you” y lo tomé como si estuviera acostumbrada a hacerlo. Lo encendí y cuando le di la primera pitada tragando el humo, sentí que me ahogaba, entonces alguien me dijo al oído “primera vez” en español, y agregó, “tienes que retener el humo un rato, después lo sueltas”. Me di vuelta y encontré una cara morena y una sonrisa perfecta de dientes blancos. ¿Latino? Le pregunté, “Colombiano” me respondió. Se sentó a mi lado, siempre con esa sonrisa. Al rato yo también tenía la misma expresión. Milagrosa marihuana, pensé.

La música empezó a sonar y la multitud a agitarse junto con ella. Todo era nuevo y extraño, pero me gustaba. El festival lo abrió un tal Richie Havens, y cantó algunas canciones de los Beatles. Algunos bailaban, otros cantaban, otros, bueno, cada uno hacía lo que quería. Con el transcurso de las horas todo se iba poniendo más denso.
A mi prima y sus amigas apenas las vi; se habían mezclado con un grupo hippie y no paraban de fumar, iban y venían todo el tiempo. Yo me quedé en el mismo lugar durante horas con el colombiano, Jeremy o Jeremías. Me gustaba mucho su pelo afro, la túnica sobre el pantalón lleno de flecos y sus sandalias de cuero.
Habían pasado varias horas, ya era noche cerrada y llovía, en ese momento estaba en el escenario Ravi Shankar que se quedó igual, a pesar de la lluvia. Estaban todos eufóricos y eso aumentó cuando el sabado cerró Joan Baez. Creo que me quedé dormida, no sé, había fumado demasiada hierba. No sé cuanto tiempo pasó. Al abrir los ojos, sentí un dolor punzante en el hombro. Jeremy se había quedado dormido sobre el y una de sus manos reposaba sobre uno de mis pechos. Lo aparté horrorizada, pero cuando miré a mi alrededor era muy de noche nuevamente, y por todos lados se podían ver parejas y grupos teniendo sexo sin ningún tipo de pudor. Me asusté al principio, pero todo comenzaba a formar parte del paisaje.


Día 3 a 4

Corrían los primeros minutos del domingo, cuando se reanudó el movimiento de músicos. Comimos y tomamos algo. La gente estaba nuevamente eufórica. Muchos estaban consumiendo drogas fuertes. Eso me asustaba. Jeremy y yo seguíamos con la hierba, creo que perdí la cuenta de la cantidad que fumé. Todo era desmedido.
Empezó a tocar un guitarrista muy joven que con el tiempo se convertiría en icono de la juventud, su nombre “Santana”, jamás escuché sonar una guitarra de esa manera, salvo hasta el final del festival cuando tocó Hendrix durante dos horas en las que nos dejó a todos paralizados y con la boca abierta. Pero tanto uno como otro, podían hacer hablar a sus guitarras, como si tuvieran alma. Nunca pensé que viviría algo tan excitante.
No todo era de color rosa, la mugre nos tapaba, teníamos hambre. Era imposible mantener saciados a la horda de gente, nada alcanzaba, y si a eso le sumábamos el estado lamentable como consecuencia de la droga, estábamos más en el infierno que en el paraíso musical. Sin embargo había una tendencia general por pasarla bien, y en determinados momentos el clima era increíble. Cuando subió Janis Joplin al escenario, creí que moriría de la emoción. Escuchar su maravillosa voz, tan desgarradora. No paré de llorar. ¿Quien podría creer que estuve tan cerca de la Joplin? Cuando recuerdo ese momento se me eriza la piel y siento un vacío en el estómago. Nunca dejé de escucharla, a lo largo de estos treinta y pico de años, jamás.
Creo que Jeremy, a pesar de su cara de inocente, supo aprovechar muy bien mi momento de euforia ocasionado por la presencia de Janis y la droga. Cuando pude reaccionar lo tenía sobre mí, ni siquiera recordaba que hasta un momento antes era virgen. Por supuesto que nadie reparaba en nosotros, había parejas ocasionales por todas partes, hombres y mujeres que iban cambiando de bolsa de dormir para compartir el amor libre, sin prejuicios. Yo nunca había vivido nada, era apenas una niña; ni siquiera sabía sobre el tipo de música que sonaba, que por supuesto estaba prohibida en las “casas decentes”. Pero después de esos días en Woodstock, nunca dejé de ser hippie, lo soy hasta ahora con mis cincuenta y tantos años. Una eterna hippie que la gente siempre miró con recelo, pero que a pesar de las modas que fueron sucediendo, no lo dejará de ser jamás. Claro que ya no hablo del recital como una parte de él; sólo como alguien más que admira los sucesos de ese agosto de 1969.
Siguiendo con mi relato de esos días, debo decir que el descontrol me alcanzó también a mí. Es difícil de explicar como las masas se sugestionan, se contagian la euforia, la pasión. Sí Pasión, porque estábamos todos embargados en ella, se nos metió en la piel, en la sangre, como un virus…un virus musical, excitante, único; algo que nos hacía especiales a todos.
Era de día o era de noche, las horas corrían sin que nadie reparase en ellas. Con Jeremy hacíamos el amor mirando la luna, a veces él lo hacía con otras, pero siempre volvía a mí. Y nos emocionábamos juntos.
Llegamos a la última noche. Nos abrazamos muy fuerte, como queriendo devorarnos, y así la noche se hizo día y nos olvidamos de todas las promesas. Lloramos de emoción, de amor, de pena.
El festival cerró con Hendrix y emprendimos la vuelta. Caminamos de la mano sin hablar, fue difícil, demasiada gente cansada, drogada y hambrienta. Sin embargo, todos sabíamos que nos llevábamos algo, y ese algo nos acompañaría durante toda la vida. Yo lo sabía más que nadie.
En la entrada del pueblo me encontré con mi prima y sus amigas. Me despedí de Jeremy. Comprendimos que jamás volveríamos a encontrarnos. Él viviría en un barrio de latinos en las cercanías de la gran ciudad. Yo volvería en unas semanas a Buenos Aires, a terminar el colegio, ya que las vacaciones de invierno habían concluido y empezaban a correr las faltas.
Durante muchas semanas me sentí muy rara; un poco por el efecto que Woodstock había provocado en mi y otro tanto cuando me di cuenta que estaba embarazada. Para ese entonces ya me había metido de lleno en la rutina de las clases.
Sin entrar en detalles, ocho meses después nació una niña a quien llamé Bethel. Morena, hermosa, con el mismo pelo de su padre. Jamás hable sobre Jeremy, aunque permanentemente lo recuerdo cuando la miro a ella.
Se que mucha gente se avergüenza de mi, sobre todo mi familia. No me importa demasiado. Bethel me va hacer abuela, y vuelvo a ser feliz y a creer. Nunca pude amar de verdad a un hombre. Siempre viví en un mundo utópico, dónde el amado, en la memoria, sería eternamente un joven de 18 años. Ella no sabe de Jeremy, su padre, algún día leerá con vos éstas líneas y lo sabrá, y también que en Woodstock la engendré y amé por primera vez. Y tal vez, quién sabe, pueda entender todos mis silencios.

49 comentarios:

Lirium*Lilia dijo...

Joder, qué historia! Soy menor que vos, pero ví la peli de Woodstock, y algunas otras filmaciones que se hicieron en esos días. Mi hermano, un poco mayor, me hizo gustar del rock cuando se encerraba con su equipo al mango en su habitación, y yo con mi Winco heredado y mi música clásica lo odiaba, pero finalmente aflojé. Ravi Shankar, Hendrix, Santana, Joan Baez (leiste su biografía "...y una voz para cantar"?)... y obvio Janis, comencé por el post de abajo, y justamente encuentro en este lo desgarrador de sus canciones. Imposible alcanzar con la imaginación lo que se sentirá de haber estado ahí. Eso sí que fue iniciático. Y deje que digan nomás, señal que cabalga intensamente, y a eso no muchos se animan. Un abrazo

©Claudia Isabel dijo...

Mi amor por la Joplin empezó el día en que la escuché por primera vez. En ella se fusiona mágicamente, rock, blues, jazz, soul, folk. Verla es un lujo que te carga de energías...
Te cuento que una de las cosas que amo, es escribir. La historia que cuento es de ficción, espero no desilusionarte!!!
La idea de este blog es poder contar historias relacionadas con la música.
Gracias por pasar y sumarte a mi admiración por Janis!
Besos

Anónimo dijo...

olvida a jeremy, mi bien: estoy aquí

:)

amor

Lirium*Lilia dijo...

No, no me desilusiono para nada, en realidad te felicito, porque tu imaginación y tu talento hicieron creíbles una historia de ficción. Y después de todo "lo importante es la rosa" no?

©Claudia Isabel dijo...

Amor, que bueno que estás!!!
Besos

©Claudia Isabel dijo...

de Lirium, es cierto, lo importante es la rosa...Gracias por estar.
Un beso enorme.

Anónimo dijo...

Felicitaciones Claudia por tu nuevo espacio.
Andaremos por aquí

©Claudia Isabel dijo...

Perro, dale, te espero!
Besos

Siluz dijo...

Es tan real tu historia que si no te conociera pensaría que es autobiográfica. Te felicito, transmites muy bien el ambiente. Hayamos estado allí o no, Woodstock y todos los festivales locales que fueron secuela. (Marysol en Puerto Rico, por ejemplo, en los 70) marcaron la vida de mi generación. Quizás por eso nos llaman hippies envejecidos todavía soñando con "peace and love". ¡Lindo blog!

Unknown dijo...

Tierno, dulce, histórico y revelador. Woodstock alumbrando a mi madreselva, al revés de lo real.Una ventanita en la historia difusa de cualquier cambio radical que selló nuestra voluntariosa juventud. Gracias Claudia, cada día sos más en mí.
Roberto

Luciano Doti dijo...

Me gustó. Siempre he tenido ganas de leer "En el camino"( creo que se titula así), una novela sobre la generacion de los 60s en Estados Unidos.Que la historia no sea real demuestra que tenes èl talento para meterte en la piel de otra persona, y eso en un artista es importante.

©Claudia Isabel dijo...

Siluz, esos recitales y sus historias paralelas, ya sea la situación política y social, la necesidad de cambios, marcaron época...y qué época amiga!!! si escribí la historia es porque me hubiese gustado formar parte de esos cambios históricos, desde lo musical hasta lo social...claro que no me hubiese gustado vivir lo que vivió este personaje...
Besos.

©Claudia Isabel dijo...

Roberto, poeta de mar, la rebeldía de esa época siempre me gustó...ahora cualquiera es rebelde, no? cualquiera es libre sexualmente...
Gracias por estar, por acompañarme con tu calidez.
Un beso enorme.

©Claudia Isabel dijo...

Luciano, gracias. Que bueno que los hechos de esa época te interesen, porque se han marcado cambios profundos, hay un antes y un después, tanto en lo musical, como en lo político y social. Estas son las cosas que modifican la historia. Gracias por pasar.
Un beso.

Georgie dijo...

Por un momento me olvidé de quien eras, y me dejé llevar por la historia de esta vejeta hipponga, descubriendo Woodstock y toda su magia.
Qué loco, no?
Haber podido estar y ver a esos monstruos...
Arriba el flower-power!
Me encantó, Clau! El blog y la historia...

Besos, love and peace!

Marcela, de Mujeres de 40 y más! dijo...

Clau divina,

Esto es el colmo. ¿Cómo no me avisaste antes? en "La hija de la lágrima" también me pasó lo mismo. No sabía que lo habías abierto y ahora, me encuentro con otra perlita tuya, otro hijito cibernético.

Vos me sorprendés mucho! y mirá que para que yo me sorprenda...

Te felicito de verdad.
Yendo ahora al texto, Joplin fue un ícono, un emblema de juventud, de desborde, free love & rock ´n roll
Me gustó la historia y cómo fuiste describiendo cada personaje y cómo fue desenlazando todo.

Solo vos podés andar entre tantas palabras: desde la sensualidad de la poeía erótica hasta relatos crudos.

Un beso grande y ¡éxitos!

PD.: en La Perla, tu perfil pasa desapercibido. ¿Hay alguna manera de hacerlo más visible? bah, es una inquietud.

nella dijo...

Amiga paso a desearte toda la suerte con tu nuevo blog y a felicitarte por ello. Te dejo un fuerte abrazo, ya leeré con tiempo!!

©Claudia Isabel dijo...

Georgie, si existiera la maquina del tiempo, allá iría para disfrutar de esa maravilla...como todavía no existe, viajo con la mente y creo mis propias historias.
Besote

©Claudia Isabel dijo...

Marce, el blog tiene apenas unos días, jajaj, mandé mensajes invitando a que me visiten. La música es una de mis grandes pasiones, sobre todo el jazz, blues, rock, soul...Gracias amiga por acompañarme siempre!!!
En cuanto a mi perfil, acepto sugerencias, porque todavía no pude ni siquiera ponerle una foto...soy de madera.
Besos

Marcela, de Mujeres de 40 y más! dijo...

No Clau,
Yo me refiero a que me cuesta encontrar tu perfil en la página del blog de La Perla...
Sí, vi el mail con el aviso! así que por eso estoy acá, pero como había cerrado el correo me fui a La Perla y busqué tu perfil (como loca) para entrar a éste, tu nueva creación.

Después te digo cómo poner tu foto si querés, para que figure cuando comentás.
Eso fue un verdadero desafío para mí pero lo logré. Si yo pude, vos también.

;)

Leonardo Melero dijo...

Entro a tu nuevo blog en el nombre de Janis, Jim y Jimi, los cuales de seguro guiarán tus pasos para que sigas liberando tu mente.

Clau! este blog está buenísimo, por un momento creí que la historia era autobiográfica publicada en alguna revista y bueno la habías colocado por ser de interés, pero luego de saber que era tuya, sólo me queda felicitarte, en verdad eres una digna fanática de Woodstock y la generación de las flores.

En una canción de Fidel Nadal titulada "No estamos solos" se escucha: " (...) aromática es la yerba de la sabiduría, por eso la quiero todos los días, no importa lo que ignorantes digan, si a mí me trae mucha alegría. Escucha bien lo que te vengo a decir y no te vayas a desconcentrar, porque podemos hablar y cantar y por las calles caminar, de la mano con alegría nuestros corazones estar y cultivar y encontrar amor (...)"



Clau tremenda tu historia!
Paz y amor para vos!
Por siempre.
Leonardo.

©Claudia Isabel dijo...

Marce, ok!!! besos

©Claudia Isabel dijo...

Leonardo, sabía que te iba a gustar, porque al que le gusta Janis, tambien le gusta Jimi y Jim, y claro también el recital más importante de la historia...amigo, Nadal la tiene bien clara!!! jaja...a nadie debe molestarle el vuelo feliz de los otros, ok?
Gracias por acompañarme!!! viva Janis!!! love& peace!!!
Te mando un beso enorme!

Don Q. dijo...

Claudia

¿qué es hacer dedo?
me bloquee en la primera estrofa,
¿será sacar el dedo del medio?

Lirium*Lilia dijo...

Entusiasmada con tu relato había pasado por alto lo de Tanguito. Genial, lo cierro con mis colores, te parece?
"Me gusta verte en las mañanas,
ponerte de colores
natural, natural"

©Claudia Isabel dijo...

MQ, hacer dedo es hacer auto stop...parar a alguien en un camino, ruta o calle, para que te lleve.
Saludos.

©Claudia Isabel dijo...

De Lirium, me parece genial!!!
Te quedo super bien!!!
Besos

RMS dijo...

Clau, querdia. ¡FELICITACIONES!
Como digo yo a veces, la vida en una canción.
Que relato, muy bueno. Y Janis Joplin... algo para la inspiración realmente. ¿Qué canto?. Alucino, "Piece of my hear".
Ah y el final, es para recuerdo de toda la vida, en libertad.
Beso.

Stella dijo...

Mierda, que buen relato!!!
Me dejaste sin palabras!!
Me encaaaaaaaantó!!!

Besitoo

nella dijo...

Que buena la historia, Clau, me encantó. Otra vez vuelvo a felicitarte, es como si lo hubieses vivido. Te dejo un abrazo.

©Claudia Isabel dijo...

Ram, yo creo lo mismo, que la vida es una canción...aveces bien interpretada y otras no tanto, pero que placer!!! verdad?
Besos.

©Claudia Isabel dijo...

Stella, que bueno que te haya gustado!!!
Un abrazo enorme!

©Claudia Isabel dijo...

Nélida, de veras? que bueno amiga!!! Gracias por estar.
Besos

Mucha dijo...

Ya te lo dije una vez me gustan tus escritos, tu estilo.Quizás algun día escriba un libro...
Besos mi querida.

©Claudia Isabel dijo...

Mucha, y dale!!! escribilo, no te prives de hacerlo...
Un abrazo y gracias por tu compañía!

El Peruano Dorado dijo...

Muy buena... Hasta pensé en preguntarte si era tuya, lo que arrojaría que tienes 53 años, si mal no leí, y que aparentas muchos menos que el revés de la cifra. Pero me alertó alguien que dijo conocerte en los comentarios, y que se trataba de un cuento... Me tranquilicé, pero me pareció admirable lo creíble del relato.
Entre nos... ¿Tienes una hija por ahí nacida en algún recital, pero en Avellaneda o Cosquín??... ¿Se esconde una confesión entre líneas??
Un beso, y excelente debut!!!

Patricio

©Claudia Isabel dijo...

PAtricio, quizás algún día te cuente de esos recitales en Barrancas de Belgrano...todo amor y paz, faso de aquí y de allá...no sé...(Todavía soy una pendeja)
Gracias por pasar!!!
Estoy esperando mi cartel!!!
Besos.

Malena El Tintero de China dijo...

Felicidades por el nacimiento del nuevo blog, Claudia Isabel. Me ha gustado leerlo.

Besos.

©Claudia Isabel dijo...

Malena, muchas gracias.
Un abrazo

A. M. Vermon dijo...

Es una historia hermosísima yo la creí en un 99% y el 1% no es que no la creyera sino en que pensaba en tus dotes de escritora.
Me encantó todo pero me mato pensar en una niñita, Bethel que hermoso nombre y que sombología tan hermosa, vida creando vida.
Recuerdo en radio escuchar de noche el programa de Thompsons y Willians en el que los Almendra conversaban con Fito Salinas (creo que LAS no había concurrido) sobre el festival de Woodstock, allí me enteré, después fui a ver la película.
Ahora siempre escucho a Joan Baez es quien mas me gusta.
Felicitaciones !!!!!!!!!!!!!!!

©Claudia Isabel dijo...

Yo lo vi por primera vez cuando era adolescente y quedé flashada totalmente...con los años le fui encontrando más cosas interesantes...Joan Baez también me encanta!!!
Gracias por pasar, un abrazo.

nois de lean dijo...

recuerdo a ravi shankar tocando en aquel festival y quedé prendido, era tanta la variedad y tan pocos los prejuicios musicales que se proponian , uno quedaba tieso.

abrazos

Anónimo dijo...

feliz dia!

©Claudia Isabel dijo...

Muchas gracias por tus deseos...
Un abrazo

alfonso dijo...

Amar y engendrar en Woodstock. Fant�stico. Llegar al paraiso de la mano de aquellas gentes que nunca han muerto

©Claudia Isabel dijo...

Ñoco, si es posible si!
Me hubiese gustado haber vivido esa época, pero apenas nací en esos tiempos...época de revoluciones y cambios grosos en el mundo...ahora es todo chato, como que no pasa nada importante, nada nuevo...

Anónimo dijo...

Asombrosa Historia,
te dejo mi mail. me gustaria hablar contigo.
franja_ra666@hotmail.com

©Claudia Isabel dijo...

Anónimo, ok!

artistaFrustrado22 dijo...

Excelente relato! me lo creí hasta que leí los comentarios. Con respecto a Janis, es increíble lo que transmite. la banda parece de adorno, ya que ella los arrastra porque suele ir más rápido y tiene esos arranques. Supongo que usaba heroína en los momentos en que perdía esa capacidad -cosa que la llevó a la muerte según cuenta la leyenda-.
Saludos!! :)