viernes, 26 de septiembre de 2008

Janis Joplin

El 4 de octubre se cumplirán 38 años sin la presencia física de nuestra Perla.
Disfrutemos juntos de esta maravilla!!!
No hace falta agregar más nada...


Little girl blues


Yo se que no eres feliz

cariño lo se,

Pequeña, se exactamente como te sientes...


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viernes, 13 de junio de 2008

El gigante del Blues



John Lee Hooker

Nacido en Mississippi, el mayor de todos los bluesmen falleció pacíficamente en su sueño en la mañana del 21 de junio de 2001 en su domicilio de la Bahía de San Francisco, a la edad de 83. Hooker influyó en innumerables generaciones de músicos y amantes de la música en todo el mundo durante sus sesenta años de carrera, y más de 30 etiquetas en su haber.

La carrera musical de Hooker comenzó en 1948 con el single "Boogie Chillum ", cantado en un estilo medio hablado que se convertiría en característico. Rítmicamente, su música era muy libre, característica que ha sido común entre los primeros músicos acústicos de blues del Delta.

Dos curiosidades sobre John Lee; En varias ocasiones cambió él mismo su fecha de nacimiento, situándola entre 1917 y 1923. A su muerte, su familia tuvo que confirmar la fecha auténtica.
Hooker era tartamudo.


The Healer - John Lee Hooker & Santana


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miércoles, 14 de mayo de 2008

Pink Floyd y todo es magia

Vuelve. Tu delirante observador de visiones. Vuelve. Tu, pintor, flautista, prisionero, mártir…a brillar. Syd Barret

Ojalá, ojalá que estuvieras aquí.
Solo éramos dos almas perdidas
que nadan en una pecera
Año tras año
Corriendo siempre sobre
el mismo viejo camino
¿Que hemos encontrado?
Los mismos miedos de siempre
Ojalá que estuvieras aquí.



Hoy las historias las cuentan ustedes...decime que te pasa por dentro cuando escuchas esta maravilla, soltate y contame.

viernes, 4 de abril de 2008

Curiosidades sobre Led Zeppelin


La otra cara de la luna.
Led Zeppelin y el ocultismo



Muchos de los mitos de la banda que se mantienen hasta la actualidad son los rumores acerca de que la banda practicaba magia negra y que en los temas «Dazed & Confused», «Whole Lotta Love», «The Battle of Evermore», «Stairway to Heaven», «Four Sticks», «No Quarter» y «Kashmir» aparecían mensajes satánicos ya que por entonces los alucinógenos y movimientos eran del todo psicodélicos e innovadores.
La controversia más famosa está relacionada con «Stairway to Heaven», ya que han sido bastantes personas quienes aseguran haber percibido mensajes satánicos («Here's to my sweet satan» / «Aquí está mi dulce Satanás») reproduciendo la canción al revés, cosa que siempre ha sido negada por la banda. Otra de las canciones sospechosas de contener mensajes satánicos es «Dazed and Confused».

Otra pista obtenida de posible mensaje subliminal remonta al nombre de la banda, dado que si lo modificamos un poco podemos obtener Eddo Zeppelion. Eddo Zeppelion es un ritual practicado por Aleister Crowley y muy popular en la magia negra. Page siempre estuvo interesado en la vida y obra de este atípico personaje, llegando a adquirir la mansión de veraneo de éste, curiosamente en la que murió Bonham. Cabe también destacar que al final del disco Led Zeppelin III puede escucharse una famosa cita de Crowley, que dice: «Hacer lo que quieras será toda tu ley».

¿Quién es Crowley?


Edward Alexander (Aleister) Crowley, Fue un iniciado en temas esotéricos, novelista, poeta y ensayista.
Como dato curioso, es importante agregar que fue Crowley quien sugirió a Churchill el signo de la victoria (los dedos índice y corazón en forma de V), que éste último usaba tan a menudo, diciéndole que era un signo de poder que les haría ganar la Segunda Guerra Mundial y publicó un pequeño panfleto que contiene poemas relacionados con el tema, titulado Thumbs Up!: A Pentagram - a pantacle to win the war para que también lo llevasen a la práctica las tropas.
Decía Crowley: "Simplemente fui cerca de Satanas, y todavía no sé porqué. Pero me encontré apasionado de servir a mi nuevo maestro... no estaba contento en creer en mi diablo personal y servirlo, en el sentido ordinario del mundo. Lo quería conocer personalmente y convertirme en el principal miembro de su staff " The Confessions of A.C





Toda la información fue extraída de la red.

lunes, 3 de marzo de 2008

Imaginando la paz


…Ningún infierno debajo de nosotros, Arriba de nosotros, solamente cielo…
Imagina, John Lennon


Y un día se encontró con la paz. Había recorrido todo, desde los lugares más remotos, hasta donde sus pies lo pudieran llevar; pero no se había hallado.
Perdido estaba entre sombras, sin encontrar su verdad. Perdido sin sol, con el cuerpo cubierto de pieles que ya no lo abrigaban.
Pero todo cambió, cuando encontró la ruta hacia él mismo; los colores, los sabores, la gente era distinta, el mundo un espectáculo digno de ver.
Resplandecían poemas en su hoja garabateada con sonrisas ajadas.
Las palabras eran armonía y música, y desde su piano blanco, empezaba a imaginar un mundo de paz. Un mundo sin países, sin religiones, donde todos estuviéramos hermanados en el amor, mientras proclamaba: “Tú puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único…” e hizo soñar a las masas como King.
El día que cayó atravesado por las balas de un demente asesino, todo cambió. Quizás muchos no entiendan esto, pero nada será igual.
Hay una llamita menos iluminando ese oscuro sendero que nos lleve a la paz.
Ahora te veo caminando por el central Park de la mano de yoko…
"Mis encuentros imaginarios con vos, se escurrieron, junto con tu sangre, en esa vereda aquel día de muerte. Me dejaste sola, imaginando…"
Sólo quedaron las utopías latiendo desde ese mismo piano blanco, cubierto por las telarañas de la incomprensión, dejando solo espacios inundados de silencios, y vacíos imposibles de llenar.
Claudia Isabel




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miércoles, 13 de febrero de 2008

Jimi Hendrix 1942-1970


Con Jimi Hendrix cerraríamos este triángulo musical del rock de los 60. Tres puntas, tres íconos, tres llamas que se extinguieron casi juntas.
Escuchar la versión del himno norteamericano interpretado por Jimi en Woodstock es increíble en cuanto a la intensidad de lo que expresa: su dolor por los soldados en Vietnam. Se puede sentir su patriotismo en semejante inmolación eléctrica. Así le tocó a Hendrix pintar el mapa de dolor de la guerra, mediante su guitarra y su voz.




Purple Haze
Neblina purpura habia en mi cerebro,
Ultimamente las cosas no parecen ser iguales,
Actuo extraño pero no se por que
Disculpenme mientras beso el cielo.

Neblina purpura todo alrededor,
No se si subo o bajo.
¿Estoy feliz o en la miseria?
Sea lo que sea, esa chica puso un hechizo en mi.

Neblina purpura en mis ojos,
No se si es de dia o de noche,
Me tenes volando, volandome la mente
¿Es mañana o solo el fin del tiempo?

miércoles, 30 de enero de 2008

Jim Morrison

El instante en que la vela se apaga...


"Hay cosas conocidas y cosas desconocidas. Y en el medio están las
Puertas…”


James Douglas Morrison:( Melbourne, Florida, USA, 8 de diciembre de 1943 - París, Francia, 3 de julio de 1971) Poeta, cantante y líder del grupo “The Doors”…Puertas
Cuando una estrella del nivel de Morrison muere, se tejen infinitas historias alrededor de ella, y muchos prefieren pensar que esa muerte no existió. La historia oficial dice que murió en la bañera de su casa de París a causa de un paro cardíaco el 3 de julio de 1971. Ahora, un nuevo libro sobre la vida del rockero, llamado The End y publicado en Francia, asegura que en realidad, Morrison murió de sobredosis de heroína en los baños del club parisino Rock and Roll Circus.
Según Sam Bernett, autor del libro, periodista y gerente del club donde supuestamente murió Morrison, relata que después de haber ingerido grandes cantidades de alcohol y conseguir la heroína, se encerró en el baño del club, donde más tarde fue encontrado muerto por el mismo Benett; con la cabeza entre las rodillas, los brazos colgando, la nariz sangrando, la boca abierta y rodeada de una baba blanquecina.
La versión de su novia, es la que todos conocemos. Que ellos habían ido al cine la noche anterior, y que por la mañana encontró a Jim muerto en la bañera.
El músico Philip Steele, autor de una novela autobiográfica de Morrison, “City of Light”, discute la versión de Bernett y asegura que la misma está basada en otras dos biografías escritas por Stephen Davis y Danny Sugerman. Steele cree que Morrison pudo haber sufrido un desmayo en el baño del club, pero que su muerte ocurrió en el de su casa, al tomar por error la dosis de heroína de su novia en lugar de la de cocaína acostumbrada.
Lo único concreto es que murió, y la verdad se la llevo a la tumba।



Estamos colgados cabeza abajo
al borde del aburrimiento
Buscamos la muerte
en el cabo de una vela
Buscamos algo
que nos ha encontrado



Los datos sobre la muerte de Morrison fueron extraídos de algunas páginas, y diarios.


miércoles, 23 de enero de 2008

Agosto en Woodstock


Había amanecido con un sol radiante y caliente. Por la carretera ya se podía ver la caravana de autos y los jóvenes que caminaban en grupos. Algunos haciendo dedo, y otros simplemente disfrutando de la caminata.
Venían de todas partes, incluso de otras ciudades lejanas, contentos pensando en lo que iban a vivir, en lo que la vida les deparaba.
Yo sentía que había caído como desde un paracaídas en el medio de un acontecimiento que estaba haciendo historia. La casualidad me había llevado tantos kilómetros de Buenos Aires, para formar parte de algo único que se desarrollaba en las afueras de New York, en una granja de Bethel, más precisamente en sullivan County, en los terrenos de Yasgur. Woodstock se había pensado como lugar del concierto, pero hubo problemas y no pudo realizarse allí. De todos modos quedó como nombre emblemático.
Durante muchos años, cuando se hablaba del famoso acontecimiento y yo inocentemente acotaba que había formado parte de esa historia, la gente me miraba incrédula, como si fuera una triste mitómana fabuladora. Con el correr de los años me convencí que era mucho mejor no decir nada; y como no tenía forma de justificar con pruebas mi participación y tampoco me importaba, terminé resignándome al mutismo.
Caminé feliz durante horas o siglos entre gente a la que llamaban hippie. Me gustó su manera de vestir, su felicidad contagiosa, su filosofía del flower power, esa forma simple, espontánea y libre de manejarse. Como si lo único importante fuera ese instante fugaz e intenso que estaban viviendo. Ahora treinta y tantos años después, entiendo que la felicidad está hecha de esos retazos que quedan para siempre en la memoria, que hay que saber atraparlos y atesorarlos por ser únicos. No quiero juzgarme o que me juzguen, éramos jóvenes, necesitábamos experimentar, escribir nuestra propia historia, ¿quién sabe como vivir su propia vida? Tal vez vivir sea un ensayo permanente.
Confieso que no siempre pensé así. Durante muchos años recordar las vivencias de esos días, me daba bastante vergüenza; Buenos Aires no era Nueva York, si bien acá siempre miramos esa vida como algo posible de imitar. Sin embargo hacía falta el desenfado, y aquí no estaba contemplado en absoluto. Nuestra sociedad pacata no aceptaba la libertad bajo ningún punto de vista.
Esta es mi crónica de esos días.

Día 1 a 2
“…pon tu frente sobre mi frente, y tu mano en mi mano
Y hazme los juramentos que romperás mañana
Y lloraremos juntos hasta el alba…”
Paul Verlaine

Caminamos muchos kilómetros hasta llegar a la granja. Hacía calor. Los grupos se movían ansiosos, mezclados entre la caravana de autos. Era increíble ver esa masa de gente. No había disturbios, la armonía reinaba.
Muchos empezaban a despojarse de sus ropas, mujeres incluidas, llevando las túnicas anudadas a la cabeza. El lugar estaba repleto de gente, y se estaba terminando de armar el escenario. Nos fuimos acomodando dónde podíamos, sentados en el suelo, sobre las mochilas.
Yo fui invitada por mi prima cordobesa que estaba radicada allí con su padre desde muy chica. Ella con dieciséis años, igual que yo, hacía una vida bastante libre, mientras que a mí ni siquiera me dejaban ir a bailar. En el fondo me fascinaba la idea de transgredir la estúpida vida que llevaba en Buenos Aires, y hacer algo distinto sin la vigilancia de mis padres. Estaba realmente contenta. Por suerte había aprendido inglés y me manejaba bastante bien con el idioma, entendía casi todo lo que escuchaba a mí alrededor.
Era hermoso ver tantas caras rubicundas y negros de verdad, con la piel casi morada. Tan felices todos. La mayoría armaba unos cigarros finitos con el tabaco que sacaban de una bolsita, pensé, que raro “Lo venden en bolsita”, en Buenos Aires lo empaquetan.
Mi prima me da un codazo.
—Boluda! Dejá de mirar con cara de estúpida, ¿nunca viste hierba?
— ¿Hierba? ¿Qué hierba?- pregunté incrédula.
— ¡Marihuana!
Ahora también me miraban las amigas con cara de bobas, como burlándose de mí.
Las ignoré y me aparté un par de metros al lado de otro grupo. Todos me sonreían y yo les respondí con una gran sonrisa. También estaban armando, y uno de ellos me convidó. Lo tomé para no sentirme una boluda de país sudaca en vías de desarrollo, como me habían enseñado en el colegio; una manera menos decadente de decir que no estábamos desarrollados. Les dije “thank you” y lo tomé como si estuviera acostumbrada a hacerlo. Lo encendí y cuando le di la primera pitada tragando el humo, sentí que me ahogaba, entonces alguien me dijo al oído “primera vez” en español, y agregó, “tienes que retener el humo un rato, después lo sueltas”. Me di vuelta y encontré una cara morena y una sonrisa perfecta de dientes blancos. ¿Latino? Le pregunté, “Colombiano” me respondió. Se sentó a mi lado, siempre con esa sonrisa. Al rato yo también tenía la misma expresión. Milagrosa marihuana, pensé.

La música empezó a sonar y la multitud a agitarse junto con ella. Todo era nuevo y extraño, pero me gustaba. El festival lo abrió un tal Richie Havens, y cantó algunas canciones de los Beatles. Algunos bailaban, otros cantaban, otros, bueno, cada uno hacía lo que quería. Con el transcurso de las horas todo se iba poniendo más denso.
A mi prima y sus amigas apenas las vi; se habían mezclado con un grupo hippie y no paraban de fumar, iban y venían todo el tiempo. Yo me quedé en el mismo lugar durante horas con el colombiano, Jeremy o Jeremías. Me gustaba mucho su pelo afro, la túnica sobre el pantalón lleno de flecos y sus sandalias de cuero.
Habían pasado varias horas, ya era noche cerrada y llovía, en ese momento estaba en el escenario Ravi Shankar que se quedó igual, a pesar de la lluvia. Estaban todos eufóricos y eso aumentó cuando el sabado cerró Joan Baez. Creo que me quedé dormida, no sé, había fumado demasiada hierba. No sé cuanto tiempo pasó. Al abrir los ojos, sentí un dolor punzante en el hombro. Jeremy se había quedado dormido sobre el y una de sus manos reposaba sobre uno de mis pechos. Lo aparté horrorizada, pero cuando miré a mi alrededor era muy de noche nuevamente, y por todos lados se podían ver parejas y grupos teniendo sexo sin ningún tipo de pudor. Me asusté al principio, pero todo comenzaba a formar parte del paisaje.


Día 3 a 4

Corrían los primeros minutos del domingo, cuando se reanudó el movimiento de músicos. Comimos y tomamos algo. La gente estaba nuevamente eufórica. Muchos estaban consumiendo drogas fuertes. Eso me asustaba. Jeremy y yo seguíamos con la hierba, creo que perdí la cuenta de la cantidad que fumé. Todo era desmedido.
Empezó a tocar un guitarrista muy joven que con el tiempo se convertiría en icono de la juventud, su nombre “Santana”, jamás escuché sonar una guitarra de esa manera, salvo hasta el final del festival cuando tocó Hendrix durante dos horas en las que nos dejó a todos paralizados y con la boca abierta. Pero tanto uno como otro, podían hacer hablar a sus guitarras, como si tuvieran alma. Nunca pensé que viviría algo tan excitante.
No todo era de color rosa, la mugre nos tapaba, teníamos hambre. Era imposible mantener saciados a la horda de gente, nada alcanzaba, y si a eso le sumábamos el estado lamentable como consecuencia de la droga, estábamos más en el infierno que en el paraíso musical. Sin embargo había una tendencia general por pasarla bien, y en determinados momentos el clima era increíble. Cuando subió Janis Joplin al escenario, creí que moriría de la emoción. Escuchar su maravillosa voz, tan desgarradora. No paré de llorar. ¿Quien podría creer que estuve tan cerca de la Joplin? Cuando recuerdo ese momento se me eriza la piel y siento un vacío en el estómago. Nunca dejé de escucharla, a lo largo de estos treinta y pico de años, jamás.
Creo que Jeremy, a pesar de su cara de inocente, supo aprovechar muy bien mi momento de euforia ocasionado por la presencia de Janis y la droga. Cuando pude reaccionar lo tenía sobre mí, ni siquiera recordaba que hasta un momento antes era virgen. Por supuesto que nadie reparaba en nosotros, había parejas ocasionales por todas partes, hombres y mujeres que iban cambiando de bolsa de dormir para compartir el amor libre, sin prejuicios. Yo nunca había vivido nada, era apenas una niña; ni siquiera sabía sobre el tipo de música que sonaba, que por supuesto estaba prohibida en las “casas decentes”. Pero después de esos días en Woodstock, nunca dejé de ser hippie, lo soy hasta ahora con mis cincuenta y tantos años. Una eterna hippie que la gente siempre miró con recelo, pero que a pesar de las modas que fueron sucediendo, no lo dejará de ser jamás. Claro que ya no hablo del recital como una parte de él; sólo como alguien más que admira los sucesos de ese agosto de 1969.
Siguiendo con mi relato de esos días, debo decir que el descontrol me alcanzó también a mí. Es difícil de explicar como las masas se sugestionan, se contagian la euforia, la pasión. Sí Pasión, porque estábamos todos embargados en ella, se nos metió en la piel, en la sangre, como un virus…un virus musical, excitante, único; algo que nos hacía especiales a todos.
Era de día o era de noche, las horas corrían sin que nadie reparase en ellas. Con Jeremy hacíamos el amor mirando la luna, a veces él lo hacía con otras, pero siempre volvía a mí. Y nos emocionábamos juntos.
Llegamos a la última noche. Nos abrazamos muy fuerte, como queriendo devorarnos, y así la noche se hizo día y nos olvidamos de todas las promesas. Lloramos de emoción, de amor, de pena.
El festival cerró con Hendrix y emprendimos la vuelta. Caminamos de la mano sin hablar, fue difícil, demasiada gente cansada, drogada y hambrienta. Sin embargo, todos sabíamos que nos llevábamos algo, y ese algo nos acompañaría durante toda la vida. Yo lo sabía más que nadie.
En la entrada del pueblo me encontré con mi prima y sus amigas. Me despedí de Jeremy. Comprendimos que jamás volveríamos a encontrarnos. Él viviría en un barrio de latinos en las cercanías de la gran ciudad. Yo volvería en unas semanas a Buenos Aires, a terminar el colegio, ya que las vacaciones de invierno habían concluido y empezaban a correr las faltas.
Durante muchas semanas me sentí muy rara; un poco por el efecto que Woodstock había provocado en mi y otro tanto cuando me di cuenta que estaba embarazada. Para ese entonces ya me había metido de lleno en la rutina de las clases.
Sin entrar en detalles, ocho meses después nació una niña a quien llamé Bethel. Morena, hermosa, con el mismo pelo de su padre. Jamás hable sobre Jeremy, aunque permanentemente lo recuerdo cuando la miro a ella.
Se que mucha gente se avergüenza de mi, sobre todo mi familia. No me importa demasiado. Bethel me va hacer abuela, y vuelvo a ser feliz y a creer. Nunca pude amar de verdad a un hombre. Siempre viví en un mundo utópico, dónde el amado, en la memoria, sería eternamente un joven de 18 años. Ella no sabe de Jeremy, su padre, algún día leerá con vos éstas líneas y lo sabrá, y también que en Woodstock la engendré y amé por primera vez. Y tal vez, quién sabe, pueda entender todos mis silencios.

Simplemente Janis Joplin

Piece of my heart
Recital en vivo, Alemania 1969




Summertime




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